Nuevas amenazas del cambio climático

Hace pocas semanas, un destacado grupo de los mejores investigadores del mundo especialistas en circulación marina, reunidos en la Conferencia del Círculo Polar Ártico en Reykjavik, (Islandia), para analizar los efectos del cambio climático sobre las corrientes oceánicas, concluyeron sus debates mostrando una grave preocupación. Todos ellos llegaron a la conclusión de que existen evidencias científicas inequívocas, mediante datos satelitales, que demuestran una tendencia al debilitamiento de la llamada Circulación de Retorno Meridional Atlántica, más conocida como AMOC por sus siglas en inglés.

Los temores del mejor grupo mundial de científicos en esta materia llevaron a enviar una carta, con el título “Carta abierta de los científicos del clima al Consejo Nórdico de Ministros”, en la que instan a los gobiernos de estos países a tomar en serio las graves consecuencias de este fenómeno, iniciando una evaluación de riesgos y tomando medidas inmediatas para minimizarlo tanto como sea posible.

¿Por qué enviar una comunicación a los gobiernos de los países nórdicos para que se tomen en serio este fenómeno en estos momentos? Existe unanimidad en la comunidad científica internacional sobre los graves efectos del cambio climático de carácter antropogénico, causados por el ser humano a través de las gigantescas emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera por el uso masivo de combustibles fósiles desde hace tiempo. Muchos de esos cambios ya los estamos sufriendo de primera mano, en forma de aumento histórico de las temperaturas, olas de calor extremas, ausencia continuada de precipitaciones, fenómenos climáticos cada vez más extremos y alteración en los patrones meteorológicos.

Sin embargo, debido a que la Tierra es un sistema interconectado, aparecen otros nuevos fenómenos que se nutren de los efectos de los profundos desequilibrios climáticos que padecemos. Uno de ellos es el ciclo del agua, entendido como un complejo sistema interrelacionado que traslada las masas de agua a través de la Tierra y de la atmósfera en un movimiento continuo mediante complejos procesos físicos y químicos. Dinámicas básicas como la evaporación, la condensación, las precipitaciones o la recolección y circulación del líquido elemento hacen posibles la vida en la Tierra y la disponibilidad de agua dulce.

Junto a ello, la circulación de las corrientes marinas son un mecanismo fundamental en este ciclo del agua para modular el clima mundial, tal y como lo conocemos, entre las que sobresale la AMOC. Estas corrientes desempeñan un papel esencial en la redistribución de aguas frías y calientes en el globo como consecuencia de complejos procesos de circulación que funcionan como una gigantesca cinta transportadora oceánica a gran escala, alimentada por las diferencias de densidad en el agua en función de su salinidad.

La AMOC es el principal mecanismo de transporte de calor desde las costas de Sudáfrica hasta las costas del norte de Europa, siendo responsable del clima templado del que disfruta el noroeste de Europa al movilizar una cantidad de calor gigantesca equivalente a cincuenta veces la energía total utilizada por los humanos. Sin embargo, todas las evidencias científicas están demostrando que se está produciendo un debilitamiento de esta AMOC estimado en un 15%, al transportar cada vez menos calor hacia la zona situada entre el oeste de Gran Bretaña y el sur de Islandia, la única región del planeta que se está enfriando en el último siglo.

¿Qué tiene que ver el cambio climático con el debilitamiento de esta AMOC? Dos son los factores que están alterando esta corriente oceánica. Por un lado, el aumento de las temperaturas globales está acelerando el deshielo polar en el Ártico y en Groenlandia, suministrando gigantescas cantidades de agua dulce a zonas del Atlántico Norte que, al tener una baja salinidad, altera la circulación marina por la diferencia de densidad con el agua del mar. Al mismo tiempo, las alteraciones climáticas mundiales han generado un aumento de las precipitaciones en zonas donde esta corriente se impulsa, contribuyendo a alterar, todavía más, la movilidad de la corriente de agua por las diferencias de densidad por la salinidad.

Ahora bien, todo este proceso que parece limitarse a la circulación de una corriente marina, ¿cómo puede afectar de manera tan determinante como para alarmar a un destacado grupo de científicos? Si esta corriente AMOC se desacelerara y colapsara, se produciría un progresivo enfriamiento de las aguas que bañan las costas del centro y norte de Europa, adentrándonos en una pequeña edad de hielo que se trasladaría al clima continental, con repercusiones a escala mundial. A su vez, el cinturón de lluvias tropicales se podría desplazar hacia el sur, originando que los trópicos sufran graves problemas de sequía.

Científicos tan importantes como Stefan Rahmstorf, de la universidad alemana de Potsdam, uno de los mayores expertos en el funcionamiento de la AMOC, están llamando la atención ante su debilitamiento, señalado que hemos subestimado algunos riesgos menos visibles del cambio climático, como este, sobre los que no existen modelos climáticos previos.

Por ello es tan importante limitar riesgos mediante una urgente reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera, dando más atención al conocimiento científico especializado que trata de anticipar estos problemas para comprender mejor todo lo que está en juego con un cambio climático que algunos siguen despreciando.

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