Acabo de publicar mi último libro, “El colapso de los microcréditos en la cooperación al desarrollo”, publicado en la Editorial La Catarata, coeditado por el Instituto Universitario de Cooperación al Desarrollo de la Universidad Complutense de Madrid (IUDC), el Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) y la Universidad Internacional Tierra Ciudadana de París (UITC), una amplia investigación sobre el origen, evolución e impacto de las micrófinanzas en el mundo.
Durante décadas, los microcréditos se han presentado como uno de los dogmas más exitosos en la lucha contra la pobreza, repletos de bondades, éxitos y beneficios. Sin embargo, éstos no han cumplido las numerosas promesas que los organismos internacionales y ONG hicieron, hasta el punto que se puede afirmar que los microcréditos representan uno de los mayores fracasos en las políticas de cooperación al desarrollo, siendo utilizados en no pocas ocasiones de forma fraudulenta para impulsar políticas e intervenciones neoliberales radicalmente contrarias a los supuestos beneficios que con frecuencia se publicitan hacia sus destinatarios. De hecho, las microfinanzas viven en todo el mundo un proceso de cuestionamiento y desmoronamiento muy profundo, tanto por algunos sucesos de enorme gravedad que han alimentado, como por el resultado de investigaciones, evaluaciones y publicaciones de relevancia, prácticamente desconocidos en España. Este libro desarrolla los estudios que sobre esta materia he venido realizando, utilizando una amplia batería de documentos e investigaciones académicas de importancia. Se analizan los orígenes, la evolución, el auge y cuestionamiento de las microfinanzas en todo el mundo y su controvertido papel en España, examinando las razones de sus desmoronamiento así como los problemas y limitaciones más importantes de las microfinanzas.
Avanzo el prólogo del libro
En el año 1996 publiqué el libro “El comercio de la ayuda al desarrollo. Historia y evaluación de los créditos FAD”, un trabajo complejo y repleto de vicisitudes que aportó una información minuciosa y sorprendente sobre el que fue el principal instrumento de la cooperación española desde su creación, en el año 1976, hasta su transformación en el Fonprode, en 2010. La obra proporcionaba una valiosa información para tomar conciencia del grado de perversión que había alcanzado una política de cooperación española que no merecía ese nombre y que era poco conocida por aquel entonces por la sociedad. Al mismo tiempo, a lo largo de todo el estudio se facilitaban datos precisos y minuciosos que apoyaban la necesidad de eliminar un programa de la cooperación que estaba contribuyendo a dañar y erosionar las políticas de solidaridad internacional, algo de lo que fueron responsables gobiernos de uno y otro color a lo largo de sus treinta y cuatro años de vigencia, y que finalmente fue reconocido por académicos, investigadores e institucionales nacionales e internacionales.
Reconozco que todo lo que me encontré a lo largo de mis trabajos sobre los créditos FAD cambiaron mi manera de acercarme a las políticas de cooperación al desarrollo, repletas de frases vacías, propaganda hueca y mentiras, acentuando una mirada crítica sobre la misma que he proyectado en otros muchos estudios e investigaciones que he llevado a cabo. Pero también me llamó la atención comprobar cómo en España se creaba una cierta “aristocracia” de personas vinculadas a la cooperación que evitaban abordar temas controvertidos o que pudieran disgustar a sus responsables políticos e institucionales, a quienes sin embargo obsequiaban con informes, evaluaciones, artículos y publicaciones elogiosas sobre los temas que a estos dirigentes en cada momento les interesaban, como si fueran los modelos de temporada que con periodicidad se renuevan. Y así, como propagandistas a sueldo, periódicamente han ido abordando los asuntos que en cada momento más importaba, desde los Objetivos de Desarrollo del Milenio a la Declaración de París, pasando por la resiliencia, la Agenda de Accra, las alianzas público-privadas y ahora la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, bailando de esta forma con la música que en cada momento interesaba a instituciones y dirigentes políticos, mientras se descuidaban por el contrario otros ámbitos de estudio e investigación relevantes.
De esta forma, nos encontramos con que la cooperación española adolece de análisis críticos y rigurosos en algunas áreas sustantivas y estructurales, sobre las cuales hay muy poca literatura científica de envergadura. Por si fuera poco, existe un excedente de informes, dictámenes, ponencias, artículos y publicaciones elogiosas y propagandísticas con una política de cooperación que vive un auténtico colapso moral e instrumental. Precisamente, muchos de ellos han servido de coartada a los responsables de nuestra ayuda al desarrollo para justificar actuaciones poco éticas, impidiendo así que la política de cooperación española se desprendiera de los numerosos espacios de disfuncionalidad, por no decir inmoralidad que tiene desde hace tiempo. Basta con revisar los informes y dictámenes elogiosos que se hicieron para el nuevo instrumento que iba a sustituir a los polémicos créditos FAD, el Fonprode, que se aprobó con una práctica unanimidad por expertos, académicos y ONG, a pesar de las escasas voces críticas que anunciamos lo que ahora, cuatro años después, certifica hasta el mismo Tribunal de Cuentas y que solo puede calificarse como escandaloso.
Desde que comencé a estudiar y comprender la cooperación al desarrollo pronto entendí la importancia de los intereses económicos que existían en ella, generando instrumentos crediticios y financieros que trataban de poner la ayuda al desarrollo al servicio de sus objetivos, tratando en palabras de Hinkelammert, de dar y reconocer más derechos al mercado que a las personas al priorizar los beneficios particulares sobre los intereses colectivos, (Hinkelammert, 2005). De inmediato entendí la importancia de los créditos y microcréditos, que ocuparon una parte importante de mi trabajo, aunque en España no existían prácticamente estudios ni análisis de envergadura sobre ellos y mucho menos literatura crítica. Los microcréditos se presentaban así como un instrumento moderno y novedoso, repletos de ventajas y que recibían tantos elogios como aplausos. Las ONG elaboraban proyectos con microcréditos aunque no sabían bien cómo instrumentarlos ni si eran adecuados para la consecución de los objetivos previstos, los periodistas solo escribían artículos tan favorables que se presentaban como la fórmula exitosa para acabar con la pobreza, mientras que numerosas instituciones se lanzaban a financiar programas con microcréditos para apuntarse a la moda. Pero era muy poco lo que se conocía de ellos sin que llegara hasta España la importante literatura crítica que empezaba a publicarse en el mundo, sobre todo anglosajón, ni tampoco muchos de los procesos de contestación a los microcréditos que estaban empezando a producirse en numerosos países. Por el contrario, Muhammad Yunus era tratado como un auténtico santo, sin que se difundieran los controvertidos sucesos que ha venido protagonizando ni la peligrosa esencia de su dañino pensamiento económico. Y con honores de santidad fue traído a España en noviembre de 2011, a la Cumbre Mundial del Microcrédito que tuvo lugar en Valladolid, mostrándole a los niños de los colegios como el que muestra a un enviado de Dios en la Tierra, al tiempo que se le concedían doctorados honoris causa por diferentes universidades españolas, al margen del grave escándalo que protagonizó al desviar 100 millones de dólares donados por la Agencia Noruega de Desarrollo a sociedades suyas radicadas en paraísos fiscales para tratar de eludir el pago de impuestos, como se explica en este libro.
Desde los años 90 vengo llevando a cabo un intenso trabajo en torno a los microcréditos, tanto a nivel académico como investigador, divulgador, evaluador así como de análisis y estudio, que en muchas ocasiones he tenido la oportunidad de compartir con mi compañero y amigo, el sociólogo José Ramón González Parada. Así, junto a otros muchos artículos, en el año 2005 publicamos, en la colección de Trabajos Solidarios del Ayuntamiento de Córdoba, “Microcrédito y cooperación al desarrollo. Ideas para un debate necesario”, un libro pionero en su género que fue acogido con incomodidad por algunos sectores defensores del microcrédito, a pesar de que sus ideas y análisis se han demostrado con los años tan vigentes como certeros. El año siguiente publiqué en Bakeaz, un centro de investigación del País Vasco ya desaparecido en el que trabajaba, un exhaustivo informe con el título “El dilema de los microcréditos en las política de desarrollo”. Junto con el anterior libro, ha sido un estudio de referencia en España y, en fechas recientes, Economistas Sin Fronteras publicó un dossier con el título “Sombras en las microfinanzas” en el que también participé. Al mismo tiempo, tuve el honor de intervenir como miembro del tribunal, en una de las mejores tesis doctorales sobre microcréditos leída en España en los últimos años, realizada por la Doctora Noemí Artal García y bajo la dirección del catedrático de economía internacional, Ángel Martínez González-Tablas, en el departamento de economía aplicada I de la Universidad Complutense de Madrid, que en el año 2008 recibió un merecido sobresaliente Cum Laude por unanimidad del tribunal. Todo ello lo he podido contrastar con las numerosas evaluaciones que he llevado a cabo, con el trabajo directo con numerosas ONG, con intervenciones, ponencias, artículos, conferencias y seminarios en los que he tenido la ocasión de participar. De manera que este libro es la culminación de un largo proceso de trabajo en torno a las microfinanzas, aunque con algunas particularidades.
Los microcréditos son, sin ninguna duda, el mayor instrumento que la cooperación al desarrollo mundial ha promovido desde que empezaron a extenderse por todo el mundo, en la década de los 80. Nunca ha habido un programa que haya recibido tantos recursos, con mayor incidencia sobre tanta población y con una extensión tan amplia en los países empobrecidos. Y sin embargo, sorprende la poca atención que se le ha venido prestando en España, donde prácticamente no hay ningún trabajo académico crítico de envergadura, más allá de libros publicitarios y panegíricos. A medida que más leía y estudiaba sobre los microcréditos de algunos de los más grandes autores mundiales, más me daba cuenta del enorme vacío que existía en España en el análisis académico de estos instrumentos, de manera que me pareció conveniente aprovechar para hacer una reformulación global sobre las microfinanzas, analizando el estrepitoso fracaso que han supuesto en las políticas de cooperación al desarrollo, así como el proceso de cuestionamiento y desmoronamiento global que atraviesan.
Este trabajo pretende ser un estudio riguroso, pero en modo alguno se propone ser una obra aséptica en la medida en que su autor tiene una posición muy nítida contra las obscenidades ideológicas y políticas que han venido marcando la historia de los microcréditos. Para ello, se ha realizado una profunda revisión bibliográfica de los estudios internacionales más destacados y de los académicos más sobresalientes que han analizado críticamente las microfinanzas, manejando algunas de las evaluaciones e informes metodológicamente más relevantes publicados, cuyo conocimiento en España es muy reducido. Y entre todos ellos, este libro es deudor del magnífico trabajo que a juicio de este autor ha venido llevando a cabo el profesor Mildford Bateman, uno de los grandes especialistas mundiales en microfinanzas, quien contactó conmigo a raíz de un artículo y que ha publicado los trabajos más sobresalientes hasta la fecha. Difundir su obra es uno de los objetivos de este libro y por ello no ahorro menciones a un trabajo tan notable. También debo agradecer los comentarios y aportaciones de José Ramón González Parada y J.L. Vieites, con quienes he podido aprender y compartir perspectivas enriquecedoras. También quiero dar las gracias a las personas que han leído y corregido esta obra con paciencia e interés, así como a las instituciones que han colaborado de manera valiosa en su publicación, particularmente al Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) y su coordinador, Pedro Ramiro; al Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación de la Universidad Complutense de Madrid (IUDC) junto a la Universidad Internacional Tierra Ciudadana (UITC).
Como bien señalaban mi añorado amigo Miguel Romero junto a Pedro Ramiro, hay un abismo político y moral entre el discurso de la financiarización y su realidad en la cooperación al desarrollo que produce indignación (Romero y Ramiro, 2012). Por ello es tan necesario acumular razones, argumentos y conocimientos para poder transformar una realidad que con frecuencia nos llena de desazón. Valga este trabajo para sumar energías a este propósito.