El dominio de la economía sobre la política y la sociedad ha generado una construcción ideológica invadida por conceptos económicos que, como un ropaje, envuelven los discursos, las decisiones y declaraciones que habitualmente escuchamos. No importa si se desconocen sus perfiles o significados precisos. Lo importante es justificar cualquier decisión con conceptos como competitividad, productividad o eficiencia, llegando a pervertirlos hasta extremos grotescos.
El pasado 6 de enero, el diario El País informaba del traslado a Holanda de la filial española que la empresa norteamericana Exxon tenía en España desde hace años. No crean que estamos hablando de una empresa cualquiera: Exxon es la segunda mayor empresa del mundo por su valor en Bolsa y la tercera por facturación. Sin embargo, su filial española, ExxonMobil Spain, en modo alguno estaba a la altura de esta grandiosidad empresarial, más bien era un simple chiringuito con un único trabajador contratado y en plantilla, que ocupaba una humilde oficina en el Paseo de la Castellana, en Madrid. Sin embargo, tan exiguo tinglado ha declarado obtener unos beneficios superiores a los 10.000 millones de euros en los últimos años, sin tener que pagar un solo euro a Hacienda.
¿Y cómo es posible obtener tanta rentabilidad? Muy fácil, en realidad, ExxonMobil Spain era un simple Chiringuito Fiscal creado por esta gran multinacional en España para eludir el pago de impuestos, acogiéndose a una fórmula fiscal privilegiada en régimen de sociedad holding ETVE (Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros) que no pagan impuestos. De esta forma, esta multinacional declaró en España en 2009 (durante el Gobierno socialista de Zapatero, todo sea dicho) por ejemplo, una base imponible negativa de 1,5 millones de euros que le fueron devueltos, de todos nuestros impuestos. Las ETVE fueron creadas mediante R.D. Ley 4/2004, de 5 de marzo, que en sus artículos 116 al 119 regulaba el régimen especial de tributación de las Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros.
Ahora bien, si como repiten una y otra vez nuestros políticos, tenemos que elevar nuestra productividad, y entendemos que el concepto de productividad según los manuales de economía al uso, sería una medida del valor añadido dada por la cantidad de capital y trabajo aplicado en el proceso de producción, nos encontraríamos con que esta empresa con un solo trabajador sería un modelo único de productividad en España, un ejemplo económico sin igual al que todas las empresas deberían de imitar, según esos políticos a los que se les llena la boca hablando de productividad. Pero esto no es productividad, como tampoco lo es muchas de las medidas que se toman justificándolas con este concepto, sino que es pura y sencilla delincuancia fiscal.
Mejor harían muchos políticos que repiten como papagayos conceptos de los que desconocen su significado, tratar de entender y comprender lo que dicen, aunque mucho me temo que es poco menos que una utopía; tanto como pedirles que sean respetuosos, cultos y dedicados al bien común.