Cuando el mundo se descompone

Resulta muy difícil encontrar un momento de la historia reciente en el que se haya vivido el vértigo de un proceso de descomposición tan acelerada en países y en regiones enteras, en el que parezca que el mundo se haya vuelto loco al proponerse demoler los cimientos básicos de la convivencia que con tanto esfuerzo y sufrimiento hemos levantado, a duras penas, en los últimos siglos.

Convertir en presidente de todo un país a alguien, con pinta de enajenado, que empuña una motosierra y pregona a los cuatro vientos su desprecio infinito por el mismo Estado al que se propone demoler y que se supone preside, es la gran metáfora de los tiempos que vivimos. Cualquier barbaridad inimaginable parece actualmente posible entre quienes llegan a las más altas responsabilidades de la política en el mundo, convirtiendo las reglas básicas de eso que hemos llamado democracia en papel higiénico. Y lo que es peor, alimentando una ferocidad social que está removiendo los instintos colectivos más primarios. Y como con las malas digestiones, cuando se remueven las tripas de las personas, nada bueno sale de ahí, algo que ya hemos vivido en otros momentos con espanto.

Fue Antonio Gramsci quien habló del pesimismo de la razón frente al optimismo de la voluntad, al referirse a la necesidad de cambiar la realidad con la acción, pero la verdad es que no sabemos bien por dónde empezar a desenmarañar este gigantesco galimatías contemporáneo en el que estamos metidos y que no comprendemos, por mucho que lo intentemos. Lo cierto es que, frente a un proyecto de convivencia más o menos democrático en el marco de un multilateralismo básicamente respetado en el que vivíamos, hemos pasado rápidamente a la reivindicación de autoritarismos salvajes que no se atienen más que al egoísmo particular de los gobernantes, como estamos viendo en cada vez más países.

Sigue leyendo

Nuevas amenazas del cambio climático

Hace pocas semanas, un destacado grupo de los mejores investigadores del mundo especialistas en circulación marina, reunidos en la Conferencia del Círculo Polar Ártico en Reykjavik, (Islandia), para analizar los efectos del cambio climático sobre las corrientes oceánicas, concluyeron sus debates mostrando una grave preocupación. Todos ellos llegaron a la conclusión de que existen evidencias científicas inequívocas, mediante datos satelitales, que demuestran una tendencia al debilitamiento de la llamada Circulación de Retorno Meridional Atlántica, más conocida como AMOC por sus siglas en inglés.

Los temores del mejor grupo mundial de científicos en esta materia llevaron a enviar una carta, con el título “Carta abierta de los científicos del clima al Consejo Nórdico de Ministros”, en la que instan a los gobiernos de estos países a tomar en serio las graves consecuencias de este fenómeno, iniciando una evaluación de riesgos y tomando medidas inmediatas para minimizarlo tanto como sea posible.

Sigue leyendo