Reivindicando las políticas sociales durante la pandemia

Desde que el 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunciara la declaración oficial de pandemia de Covid-19, todos los países han tenido que hacer frente a una situación novedosa a medida que avanzaban los efectos de una gigantesca crisis sanitaria, desconocida en extensión e intensidad. De inmediato se desencadenó una profunda disrupción laboral, con la desaparición de ingresos esenciales de un día para otro en millones de personas, generándose situaciones de pobreza y necesidad sobrevenidas que dañaron a cientos de miles de hogares en toda España.

Junto a la pérdida de vidas humanas, el enorme sufrimiento causado en la población y la preocupación generalizada que se registraba en el conjunto de la sociedad, de manera inmediata se vivieron los efectos de las duras medidas adoptadas por las autoridades desde el plano económico y laboral para hacer frente a las diferentes olas de contagios vividas, generándose un aumento de las situaciones de privación material, caída de rentas, aumento de la pobreza y carencia de ingresos básicos en un número considerable de hogares. Si bien el impacto afectó a amplios segmentos de población, se plantearon condiciones de especial severidad sobre las personas más vulnerables, apareciendo situaciones particularmente graves sobre colectivos y personas con mayor riesgo social y de exclusión.

Sigue leyendo

Brecha digital que empobrece

Son muchos los estudios e investigaciones que se están llevando a cabo para determinar la huella que la pandemia ha generado en nuestra sociedad en términos de pobreza, exclusión y desigualdad. Se trata de conocer las consecuencias desencadenadas sobre las condiciones de vida de la población que, con mayor crudeza, ha sufrido estos meses tan duros, saber cómo ha afectado a la vida de personas y familias, evitando que haya sectores que se queden excluidos, marginados y apartados de la ansiada recuperación económica y social.

Entre los muchos datos que investigadores y centros de estudios manejamos, destaca con fuerza un elemento que en esta pandemia ha jugado un papel clave sobre la población más vulnerable en su acceso a ayudas y dispositivos sociales, e incluso por su papel fundamental para la inclusión social y la educación de sectores tan importantes como los niños, niñas y adolescentes (NNA). Nos referimos a la profunda brecha digital que se está abriendo en numerosos hogares y grupos de personas, particularmente los más pobres y vulnerables, convirtiéndose con rapidez en un factor de exclusión añadido de primer orden.

Sigue leyendo

Entender las nuevas pobrezas en la pandemia

Subidos en la montaña rusa de nuevas olas de contagios, toques de queda que se levantan y se vuelven a implantar, sucesivos confinamientos, escaladas y desescaladas, la vacunación avanza, amortiguando sensiblemente los efectos de una pandemia con la que, como afirman epidemiólogos, tendremos que convivir durante años. Es por ello por lo que tenemos que trabajar sin demora para conseguir una recuperación económica y social que permita regenerar los profundos daños que está dejando la Covid-19.

Sin duda, la llegada de los importantes fondos europeos del programa NextGenerationEU deberá contribuir a impulsar la recuperación, trabajando en construir países más ecológicos, más digitales y sostenibles, en línea con los programas que se propone financiar. Sin embargo, junto a la necesaria recuperación económica, gobiernos y estados europeos tienen por delante el que puede ser su mayor desafío desde la Segunda Guerra Mundial, de la mano de una imprescindible regeneración social a la luz del profundo daño que la pandemia está causando en amplios colectivos en términos de avance de la pobreza, crecimiento del desempleo, aumento de la vulnerabilidad y ensanchamiento de unos niveles de desigualdad que eran ya alarmantes en países como España.

Sigue leyendo

La generación del elefante

Hubo un tiempo en España en el que el elefante era sinónimo de pobreza y austeridad, tomando cuerpo en una conocida marca de papel higiénico tan extendida en los hogares como áspero y rasposo eran sus hojas. Aunque durante muchos años fue un producto muy popular en los aseos de nuestras humildes viviendas, hoy en día nos preguntamos cómo pudimos utilizar algo que no se caracterizaba por sus cualidades de limpieza y comodidad, precisamente. Sin embargo, para varias generaciones del tardofranquismo que conocimos y utilizamos el elefante, era un elemento de prosperidad en una España que se encontraba a gran distancia de los países de nuestro entorno.

Afortunadamente, los tiempos del elefante pasaron y hoy nos aprovisionamos de sofisticados papeles higiénicos de doble capa satinados, con diferentes grados de suavidad y hasta perfumados.

Pero en los últimos años, otro elefante se ha hecho muy popular en todo el mundo de la mano de uno de los más importantes investigadores mundiales sobre desigualdad. Me refiero al llamado “elefante de Milanovic”, que nada tiene que ver con el paquidermo que se hizo popular en la España del franquismo desarrollista.

Branko Milanovic es un prestigioso economista serbio-estadounidense que hizo su tesis doctoral sobre desigualdad en Yugoslavia en la Universidad de Belgrado. Posteriormente, se trasladó a Estados Unidos, donde se formó en diferentes universidades y comenzó a trabajar para el Banco Mundial en temas de pobreza y desigualdad, hasta el punto que junto con Thomas Piketty, se ha convertido en uno de los mayores especialistas mundiales en estos asuntos. Tras dejar el Banco, escribió un libro en el año 2016 titulado “Desigualdad global: una nueva aproximación en la era de la globalización”, en el que recogía un importante estudio contenido en una gráfica, con forma de elefante, que ha sido bautizada como “el elefante de Milanovic”, siendo una referencia mundial en los estudios sobre desigualdad en universidades de todo el mundo.

Sigue leyendo

Nuevas pobrezas y desigualdades

Son tantos los frentes abiertos por esta pandemia y tantos los daños en la salud y la vidade las personas que tardaremos en tomar conciencia de la devastación completa causada por el maldito covid-19. Y aunque gobiernos e instituciones se están volcando en frenar su impacto, desplegando medidas nunca antes vistas, a estas alturas sabemos que la sociedad va a sufrir heridas muy profundas que tardarán en curar. Los altos índices de pobreza y una desigualdad insoportable de los que muchos veníamos hablando desde hace años tienen también mucho que ver con el impacto del coronavirus, dando paso a nuevas pobrezas y desigualdades, mucho más amplias, extensas y profundas que van a plantear desafíos gigantescos en el futuro.

Los años de dura crisis que se vivieron en España durante la década de Gran Recesión dañaron de una manera especial a la población más vulnerable, haciendo más intensa y extensa la pobreza. Con datos del INE, si en 2008 el 24% de los habitantes tenían alto riesgo de pobreza y exclusión social (tasa AROPE armonizada a nivel europeo), en 2018 esta cifra había subido hasta el 26,1%, aumentando así en 1,2 millones el ejército de personas que, con nombres y apellidos, cargas familiares y proyectos de vida tienen que dedicar su tiempo a sobrevivir. Es lo que en términos técnicos se denomina privación material severa. Y así avanzaba la sociedad española antes de que estallara esta endiablada pandemia, con su formidable capacidad de generar daño. Me temo que esa frase prefabricada, tan vacía como repetida actualmente, que dice ”no dejar a nadie atrás” no es posible cuando hay personas que nacen, viven y permanecen en la cuneta a lo largo de toda su existencia.

Sigue leyendo

Los ladridos de la concejala de Servicios Sociales de Alicante

D660E553-5083-4CA6-81D4-786AEEC935C0

Cualquiera que haya tenido un perro sabe, de sobra, lo buenos que son. Leales, entregados, cariñosos, siempre pendientes de las personas con las que conviven, agradecidos con los juegos y caricias que les damos. Ojalá muchas personas fueran capaces de desarrollar muchas de las cualidades que tienen los perretes. Además, convivir y disfrutar de la compañía de un perro lleva a una comunión muy particular con ellos, saben cual es tu estado de ánimo, mientras se aprende a conocer el significado de sus gruñidos y ladridos. Hay ladridos de alegría, para llamar la atención, de protección.

Afortunadamente, hemos avanzado tanto en el respeto y el amor a los animales que, aunque dolorosos, son minoritarios quienes los maltratan o utilizan de manera vejatoria. Malas personas con muy malas entrañas, sin duda. Por eso, resulta sorprendente que toda una concejala de Acción Social y Familia, Educación y Sanidad de una capital como Alicante, Julia María Llopis, del PP, insulte a las personas, organizaciones y colectivos vecinales que están trabajando en el reparto de comida en la Zona Norte de la ciudad para las miles de personas sacudidas por la crisis del coronavirus. A esos ciudadanos, que merecen un homenaje público, la edil les acusa de ladrar.

Es verdad que en esta ciudad hemos visto de todo en su Ayuntamiento, pero asistir al espectáculo de una concejala de políticas sociales y educación, que insulta, descalifica y menosprecia a las decenas de personas que se han tenido que arremangar para dar de comer a las familias abandonadas por el gobierno municipal, que de un día para otro han perdido incluso los recursos para poder alimentarse, resulta lamentable, despreciable y verdaderamente indigno.

Sigue leyendo

Obscena desigualdad

830ED38D-7C4B-4440-A194-6C864C67902C

Sobre pocas cosas hay tanta unanimidad hoy en día como en la gravedad de los profundos niveles de desigualdad que se han alcanzado, el síntoma de la enfermedad de un sistema económico capaz de generar los procesos de acumulación de riqueza más formidables de la historia que amenazan la estabilidad mundial. Es algo en lo que coinciden desde el Papa Francisco al Fondo Monetario Internacional, pasando por instituciones multilaterales, universidades y centros de investigación de todo el planeta.

En nuestro país esta desigualdad es sorprendentemente alta en el conjunto de la UE, tanto si se comparan ingresos o renta mediante el coeficiente de Gini que lo mide, con una particularidad: España es el país de la OCDE donde más ha avanzado la desigualdad, pero también donde más se ha ampliado la pobreza, un coctel explosivoque todas las estadísticas, estudios y centros de investigación destacan. Y es que la desigualdad en el reparto de los recursos económicos también se corresponde con disparidad en la participación pública y en el acceso a servicios básicos como sanidad y educación, siendo una característica estructural de nuestro modelo social. La larga etapa de expansión económica previa a la Gran Recesión de 2008 amplió la brecha entre las rentas del capital y las rentas del trabajo en la sociedad española, entre empresarios y trabajadores, sentando las bases de un país cada vez más divergente. Posteriormente, el estallido de la crisis y sus devastadores efectos han tenido un impacto particularmente dañino sobre los trabajadores que, en España, tienen salarios de los más bajos de Europa junto a condiciones laborales particularmente vulnerables.

Sigue leyendo

Oligarquías digitales

5EA7E195-C170-4F88-BF8F-B52D42DBA522

Los gobiernos que concentran el poder en un pequeño grupo de personas se denominan oligarquías, caracterizándose por controlar el conjunto de las políticas del Estado a favor de sus intereses. Para ello, monopolizan la economía, desplegando un amplio dominio sobre el poder político, al tiempo que ejercen una concentración progresiva de los recursos a su servicio. El resultado es un acaparamiento de la economía en beneficio de estos oligarcas, generando una desigualdad creciente en el reparto y acceso a los recursos, causando procesos de acumulación de riqueza, de renta y poder a costa de aumentar los sectores empobrecidos. El resultado es el debilitamiento de los sistemas democráticos, aumentando la injusticia y la impunidad.

En un mundo cada vez más dislocado por las profundas desigualdades que están dañando las bases de la convivencia, se abre paso con fuerza una nueva forma de concentración de poder, de riqueza y de control nunca antes visto, de la mano de las grandes corporaciones y monopolios digitales. Hasta el punto que se está produciendo una reconfiguración silenciosa de la economía y también del poder político en todos los países, de la mano de poderosas empresas tecnológicas especializadas en uno de los productos más valiosos en estos momentos: los datos personales.

Sigue leyendo

Territorios de desigualdad

B425DA16-C804-4C61-9322-DB528265664E

En el marco del proyecto europeo Urban Audit, desde finales de los años 90, la Comisión Europea, en colaboración con la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), viene recopilando información estadística sobre indicadores urbanos para conocer la calidad de vida de sus principales ciudades. En España, esta recogida y sistematización de datos corresponde el Instituto Nacional de Estadística (INE), a través de 171 variables y 62 indicadores distintos, comunes a 900 municipios de los que se extrae esta amplia información.

Entre las numerosas variables que se analizan se encuentran las de carácter económico, incluyendo tasas de desempleo, así como rentas medias anuales de hogares, por habitante o por unidades de consumo, entre otras, siendo habitualmente las que tienen mayor difusión en los medios de comunicación. Así, se ha venido destacando cómo los municipios con las mayores rentas per cápita de toda España en el año 2016 se situaban en la zona noroeste de Madrid, multiplicando por cuatro a los que tenían una menor renta por habitante y año, todos ellos en Andalucía. En el mismo sentido, también los menores niveles de paro se situaban, básicamente, en los mismos municipios con mayores niveles de renta, con tasas inferiores al 10%, mientras que los municipios con menor renta por habitante son los que concentran también las mayores tasas de desempleo, que en muchos casos superan el 26%, hasta alcanzar el máximo del 32,8%, un lamentable récord que encabeza el municipio jiennense de Linares.

Nacer y vivir en una u otra ciudad determina, de esta forma, no solo las condiciones de vida y las oportunidades que una persona tendrá a lo largo de su vida, sino que marcará de manera decisiva sus opciones vitales, desde su nacimiento hasta su muerte. Es algo que se comprueba, de manera espectacular, al comparar la esperanza de vida que tienen los habitantes de las ciudades más ricas de España y con menor desempleo de la zona noroeste de Madrid, que superan los 85 años, frente a la que tienen quienes viven en los municipios con menores niveles de renta y con mayor desempleo, todos ellos en Andalucía, en torno a los 80 años. De esta forma, una mayor o menor disponibilidad de recursos, en las personas y en los municipios, marcará la vida, la calidad de vida y hasta la duración de esa vida en cada una de las personas, construyendo así una geografía de la desigualdad en España que estos indicadores urbanos muestran de manera contundente.

Sigue leyendo

Anatomía política de una desigualdad sin futuro

IMG_3429

Si el crecimiento económico es la respuesta, hace tiempo entonces que la pregunta está mal formulada. Porque cuanto más insisten en decirnos que nuestra economía crece y la recuperación económica es un hecho, más cuenta nos damos de la cantidad de personas que se están quedando en la cuneta en este país.

Naturalmente que debemos alegrarnos de que la actividad económica recupere su vitalidad, pero de nada servirá un crecimiento sin redistribución, sin taponar la gigantesca brecha que la Gran Recesión ha abierto en una España que arrastraba importantes niveles de pobreza y desigualdad que la crisis ha arrojado al océano de la indiferencia. Porque para este Gobierno, los damnificados por la crisis ya no importan si nuestra economía crece.

Pero por mucho que nuestros gobernantes se empeñen en maquillar cifras, en utilizar de manera interesada las estadísticas o en ocultar aquellos indicadores desfavorables, el retrato que ofrece España en estos momentos no puede ocultar los altos niveles de pobreza y desigualdad alcanzados, que son de los mayores de la UE-28, una pobreza sin apellidos, porque todas las pobrezas son preocupantes.

Sigue leyendo