Cuando se produce una nueva catástrofe humanitaria caigo en la cuenta de que se produce un nuevo incumplimiento del Gobierno en la eliminación de un abuso más de los bancos; en este caso, del abuso que supone el cobro de importantes comisiones que vienen aplicando a todos aquellos que en los últimos años han tratado de aportar su generosidad y colaboración hacia las víctimas de tantos desastres como se han venido produciendo, mediante aportaciones a ONG.
Desde la matanza de los Grandes Lagos en 1994, hasta ahora, siempre que se ha producido una tragedia humanitaria se ha pedido la solidaridad de la población a través de aportaciones económicas a las ONG. Así sucedió con motivo del Huracán Mitch en 1998, el tsunami del sudeste asiático en 2004 y el terremoto de Haití de 2010, entre otros. Algún día hablaremos de la filosofía, los mensajes, el empleo y la rendición de cuentas de todo ese dinero recaudado a lo largo de tantos años con motivo de tanto sufrimiento y destrucción. Pero lo que hoy nos ocupa es otro tema bien distinto, relacionado con los abusos que los bancos han venido cometiendo con estas transferencias humanitarias.