Grecia como ejemplo de fracaso

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Hace tiempo que solo sabemos de Grecia por los refugiados llegados a sus costas y alojados en sus improvisados campamentos. Sin embargo, el país heleno sigue inmerso en un proceso de paulatina descomposición económica, social y política, tras seis años de rescates desastrosos que han ahogado cada vez más a sus desesperados habitantes que viven el presente sin futuro alguno en medio de un Estado depauperado y consumido por la austeridad.

El economista norteamericano William Easterly habla de políticas económicas autodestructivas para referirse a las recetas económicas recesivas que se vienen aplicando con la excusa de la crisis por los llamados economistas del fracaso. Y Grecia es posiblemente el paradigma mundial de todo ello a la luz de unos datos desoladores. Los planes de “rescate” aplicados al país en los últimos años han generado la destrucción del 25% del PIB junto a una tasa de paro de las mayores del mundo, que alcanza el 26% y representa el 55% para los jóvenes. Al mismo tiempo, han cerrado el 32% de las empresas, causando más de un millón de despidos, con una reducción salarial media del 40%, que en el caso de las pensiones han descendido un 45% de media, sin olvidar la emigración de más de 600.000 jóvenes que en su mayor parte eran altamente cualificados. Por si todo ello fuera poco, la mortalidad infantil ha subido un 42%, mientras una tercera parte de la población vive por debajo del umbral de la pobreza y más de un millón de personas comen diariamente gracias a los comedores populares y la caridad. Otros muchos indicadores demuestran que el país ha retrocedido a condiciones similares a las vividas tras la Segunda Guerra Mundial, especialmente en el campo sanitario, con un aumento de suicidios relacionados directamente por la crisis que está siendo estudiado y que desde hace seis años se cifra en dos personas al día.

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