En manos de un chantajista

No ha podido elegir peor momento el presidente Pedro Sánchez y su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, para anunciar su apoyo a la propuesta del rey de Marruecos sobre la autonomía en el Sáhara occidental, basada en aceptar la soberanía marroquí sobre unos territorios ocupados militarmente. Mientras la comunidad internacional mostraba su rechazo unánime a la invasión militar de Rusia sobre Ucrania, el Gobierno español se vio obligado a confirmar lo que el presidente Sánchez había comunicado mediante una carta personal al propio rey de Marruecos. España aceptaba por la fuerza de la ocupación armada, la soberanía sobre unos territorios que, como han reconocido de manera repetida las Naciones Unidas y el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, no son parte de Marruecos al tener la consideración de territorio no autónomo pendiente de descolonización.

Mientras el rey de Marruecos, Mohamed VI, disfrutaba en uno de sus lujosos palacios en el estuario del rio Komo, en Gabón, recibía la carta que le remitió el presidente del Gobierno de España, sintiéndola como una victoria personal histórica. Y sin dudarlo un momento, el propio rey ordenó filtrar a la prensa este documento diplomático, violando (una vez más) las normas básicas que rigen las relaciones entre Estados y obligando al Ejecutivo español a dar explicaciones atropelladas de una decisión incomprensible.

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Los saharauis esperan

En los últimos meses, se vienen sucediendo noticias llamativas en torno al norte de África que tienen a Marruecos como protagonista. Este país, que siempre ha llevado a cabo una política exterior extraordinariamente agresiva y provocadora, no está dudando en ampliar las tensiones en su área de influencia, tratando de utilizar todos los medios que tiene a su alcance.

​A la continua llegada de pateras hasta las Islas Canarias procedentes de las costas marroquíes, se suman varios incidentes protagonizados por aviones de su Real Fuerza Aérea que han hecho incursiones deliberadas en el espacio aéreo de España, junto a la anexión unilateral de aguas cercanas al archipiélago canario en litigio, que han pasado a ser consideradas de su propiedad como adscritas a su Zona Económica Exclusiva (ZEE), para lo cual ha ampliado el alcance de las 200 millas que reconocen los tratados internacionales a las 350 actuales, publicando tal anexión en su Boletín Oficial del Reino en plena pandemia, en el mes de abril. Al mismo tiempo, Marruecos mantiene cerradas sus fronteras con España, con la excusa del coronavirus, habiéndose negado a admitir la entrada de trabajadores marroquíes desde nuestro país, mientras no ha parado de reclamar millonarias ayudas de la UE para el control de sus fronteras, a la vez que ha anunciado la compra de armamento ultramoderno por cantidades muy elevadas a los Estados Unidos, como avanzados drones y aviones de combate F-35, emprendiendo diferentes incidentes militares al violar la zona de exclusión de Guerguerat, que conecta el Sáhara Occidental con Mauritania, declarada como desmilitarizada mediante acuerdo firmado con las Naciones Unidas por el Reino de Marruecos y el Frente Polisario.

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