La fatiga tras dos años de Guerra en Ucrania

No parece que Vladímir Putin haya conseguido ninguno de los objetivos que se marcó cuando el 23 de febrero de 2022 anunció la invasión de Ucrania por su ejército mediante lo que llamó una simple “operación militar especial”, de unos pocos días, para cambiar al gobierno de “drogadictos y nazis” en Kiev. Pero tampoco se puede afirmar que Volodímir Zelenski haya podido contener el avance del ejército ruso que controla ya una quinta parte del territorio ucraniano tras estos dos años de guerra.

A medida que la ayuda militar de occidente fluía a Ucrania y se multiplicaban las sanciones sobre la economía rusa, se extendía la falsa idea de que se podría ganar en el campo de batalla y llevar a Rusia al colapso, causando a este país un daño tan severo que favoreciera la caída de Putin. La retirada de las columnas de tanques rusos hacia Kiev en los primeros meses y los éxitos posteriores sobre Járkov y Jersón apoyaron la ficción de que una contraofensiva del ejército ucraniano en la pasada primavera, de la mano de las estrategias impulsadas desde el Pentágono mediante simulaciones de ordenador, como recientemente ha desvelado el Washington Post, causarían la derrota de Putin y la expulsión de las tropas rusas del campo de batalla.

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Una ayuda vital para millones de palestinos

El día después de que la Corte Internacional de Justicia de La Haya, tras analizar la acusación presentada por Sudáfrica, dictaminara que hay evidencias ciertas contra Israel de estar realizando un genocidio en Gaza contra la población palestina, existiendo un peligro real e inminente de causar un daño irreparable a los derechos que protege la “Convención para la prevención y sanción del delito de genocidio”, los servicios secretos israelíes difundieron a diarios estadounidenses un informe en el que aseguraban que doce trabajadores de la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) habrían participado en los ataques de Hamás, del pasado 7 de octubre, en los que 1.200 israelíes murieron y otros 250 fueron capturados como rehenes.

A pesar de que la Corte de La Haya, en una sentencia histórica, obligara a Israel a tomar medidas urgentes e inmediatas para impedir actos genocidas contra los refugiados palestinos por su ejército, deteniendo y castigando cualquier incitación a cometerlos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aclaró de inmediato la respuesta de su gobierno, afirmando: “ni La Haya ni nadie nos va a parar”. Y efectivamente, los bombardeos indiscriminados, los asesinatos contra la población palestina en Gaza, la destrucción y la barbarie han continuado sin miramientos, aumentando el salvajismo y la inhumanidad contra una población indefensa que vive encerrada en campos de refugiados en situaciones extremadamente penosas, al límite de la supervivencia.

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