Una sociedad enferma de violencia contra la mujer

Llevamos tanto tiempo y energías volcadas en la contención y el tratamiento de la pandemia de Covid-19 y sus efectos que hemos abandonado curar otros muchos daños que tiene nuestra sociedad. Y ya sabemos que hay heridas que, si no se sanan adecuadamente, se pueden infectar.

En los últimos años, asistimos con pasividad a sucesos espeluznantes que demuestran que hay cosas muy serias que no funcionan. Los delitos de violación y abusos sexuales, por ejemplo, están aumentando de una manera insoportable, conociéndose violaciones grupales cada vez más frecuentes y salvajes por parte de hombres sobre mujeres a las que, por si fuera poca su barbarie, además, agreden violentamente causando graves lesiones, narcotizan para despojarlas de cualquier atisbo de conciencia y en algunos casos, incluso, asesinan.

Cada cuatro horas se denuncia una violación en España, unas 168 violaciones cada mes. Y entre ellas, cada vez más son de carácter grupal, cometidas por hombres salvajes que convierten en una fiesta colectiva un delito tan despreciable. De hecho, desde el año 2016 se contabilizan 104 violaciones grupales a manos de estas manadas de bárbaros. Pero la situación es tan grave que en los últimos quince días se han denunciado cuatro violaciones grupales, siempre protagonizadas por hombres sin escrúpulos contra mujeres, en algunos casos muy jóvenes, a las que podemos imaginar el trauma y sufrimiento de por vida causado.

Sigue leyendo

Dilemas humanitarios en la guerra de Ucrania

La guerra que está teniendo lugar en Ucrania, tras la invasión realizada por el ejercito ruso, está planteando importantes tensiones y dilemas, no solo en el plano militar, estratégico y político, sino de una manera muy particular en el plano humanitario. Todo parece indicar que la operación corta y enérgica que planteaba Rusia, con una victoria apabullante y un control sobre todo el territorio de Ucrania, se ha convertido en una sucesión de fracasos y de sangrientas batallas, con un coste altísimo para el ejército ruso, tanto en términos de vidas humanas como de equipos militares, cuyo máximo exponente ha sido la pérdida de doce altos generales en el escenario de guerra abatidos por las tropas ucranianas.

Todo ello ha sido posible gracias al abastecimiento masivo de material militar, suministros, munición, recursos y sobre todo inteligencia por parte de los países occidentales y de la propia OTAN, en unos niveles nunca vistos en una guerra de esta naturaleza. Hasta el punto de que se habla de lo que se denomina, técnicamente, como una “guerra proxy”, aquellos combates de un estado contra otro en el que, además de sus fuerzas militares, se utilizan fuerzas de otro país, bien sea a través de soldados, milicias, equipos o combatientes de distinta naturaleza. Pero también Rusia está recurriendo a ello, en la medida en que ha necesitado contar con los sangrientos mercenarios de Wagner, voluntarios chechenos, fuerzas daguestaníes, soldados cosacos y bielorrusos, junto a milicianos de Siria, entre otras fuerzas que están ahora mismo sobre el terreno protagonizando los combates.

Sigue leyendo

Creadores de malestar

Hace veinte años que el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz publicó un libro premonitorio, “El malestar en la globalización”, en el que exploraba la creciente ola de descontento que se extendía por buena parte del mundo de la mano de unas reglas económicas profundamente injustas que alimentaban pobreza, desigualdad y una amplia insatisfacción.

Hoy en día, el malestar creciente parece haberse convertido en un elemento universal que sacude transversalmente a todas las sociedades. Son tantos los países en los que hay movilizaciones, conflictos, luchas, manifestaciones, huelgas y protestas de una forma u otra que pudiéramos pensar que este malestar global se ha convertido en la seña de identidad de nuestro tiempo, en una energía universal que une a todos los países y sociedades.

Sigue leyendo

Cazando mendigos en Alicante

Fotografía: Carolina Pascual / Diario Información

Al final, la imagen de la vergüenza en Alicante se ha producido, como bien informaba este diario el pasado fin de semana, recorriendo toda España, incendiando las redes sociales y ocupando multitud de referencias en diferentes medios de comunicación. Nuestra ciudad es ejemplo de intolerancia y barbarie contra las personas más débiles, paradigma de inhumanidad y crueldad hacia los más pobres desde las políticas que lleva a cabo la derecha del PP y Cs con el apoyo de la extrema derecha de Vox.

En la fotografía captada por Carolina Pascual que ocupaba la portada del ejemplar de Información del pasado domingo, y que ha recorrido el país de punta a punta, dos policías municipales están sancionando a una mujer sentada en el suelo recostada contra la pared en una céntrica avenida de la capital. Las ropas y el carro azul a su lado delatan su condición vulnerable, estando acompañada por un dócil perrillo negro como única compañía. A su vez, las personas que caminan y contemplan la escena, miran con una mezcla de asombro y curiosidad. Como se informaba en la noticia, la mujer recibió el acta de denuncia con absoluta corrección, siendo requerida a que se marchara, obedeciendo de inmediato y saludando amablemente a los policías que le entregaban la notificación. El alcalde, Luis Barcala, había puesto en marcha la ordenanza de la vergüenza, que entró en vigor hace un mes, incoando la primera multa a una mujer que mendigaba, sin ejercer coacción ni molestar a los transeúntes.

Sigue leyendo