Esta semana se ha celebrado en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, la cumbre de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030, poniendo en primer plano tanto las intervenciones de numerosos dirigentes mundiales, como las de nuestro presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, junto a la difusión de datos, informes y análisis sobre algunos de los problemas más graves que tienen el planeta y la humanidad.
Desde Naciones Unidas se han venido impulsando conferencias y cumbres que han tratado de abordar los desafíos más relevantes en cada momento histórico para avanzar sobre la senda de la paz, el desarrollo, la reducción de la pobreza y la prosperidad compartida. Es lo que los especialistas denominamos como “agendas utópicas”, grandes acuerdos, repletos de compromisos ambiciosos y generalistas, que tratan de imaginar un mundo sin guerras ni tiranías, donde la pobreza y la miseria desaparezcan, teniendo todas las personas cubiertas sus necesidades básicas para disponer de una vida plena, con economías que impulsan el desarrollo equilibrado en todos los países, en un planeta limpio y respetado. Un hermoso paisaje que parece muy lejano.
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