Alemania y sus complejos

Cuando se atraviesan momentos de incertidumbre es cuando afloran, con más intensidad si cabe, los complejos. Es lo que está ocurriendo a Alemania, con la profunda crisis que vive, encadenando dos años de recesión, con una economía estancada y un modelo productivo en crisis arrastrado por el desplome de su poderosa industria automovilística.

Pero no se trata, únicamente, de que el potente sector de la automoción esté descolgándose de los avances de la electrificación y la modernización impulsados por países como China, sino que hablamos de una crisis estructural sobre un modelo anclado en un sistema productivo del siglo XX que está perdiendo el tren de los avances digitales del siglo XXI. Un buen ejemplo de lo que decimos lo tenemos en que una potencia como Alemania sigue utilizando el antiguo fax en sus comunicaciones institucionales, como bien saben todas aquellas empresas españolas que trabajan con este país.

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