
Desde que comenzó el genocidio de Israel contra la población palestina en Gaza como represalia por los ataques de Hamás del 7 de octubre, hemos asistido a una sucesión de atrocidades que demuestran que el gobierno israelí no tiene límites, ni escrúpulos, ni barreras morales.
No se trata, únicamente, de esa orgía de destrucción, muerte y salvajismo que se está llevando a cabo sobre una población refugiada, confinada, indefensa y en una de las condiciones más extremas que podamos imaginar. A fecha de hoy son más de 35.000 los gazatíes asesinados, de los cuales el 60% son mujeres y niños. Hablamos de esa cadena de atrocidades sin límite que recuerda algunos de los peores episodios de la Segunda Guerra Mundial, dejándonos sin palabras y sin aliento. La palabra barbarie se nos queda corta ante algunas de las muestras de calculado salvajismo a las que estamos asistiendo.
Sigue leyendo