
Si hay un colectivo que desde hace tiempo viene focalizando los odios y las mentiras xenófobas de la extrema derecha es el de las personas menores extranjeras no acompañadas. Son tantas las campañas organizadas que se vienen difundiendo en redes sociales y desde algunos supuestos medios digitales regados con dinero público, convertidos en plataformas de bulos y falsedades, que hemos llegado a habituarnos a un goteo continuo y sistemático de barbaridades. Estas estrategias buscan criminalizar y estigmatizar a un colectivo en situación de extrema vulnerabilidad, generando un clima constante de rechazo y desprecio hacia estos menores que, en muchos casos, han tenido que arriesgar sus vidas en un viaje desesperado para buscar un futuro que no tenían.
Por supuesto, es necesario analizar las responsabilidades de los gobiernos y progenitores en los países de origen, así como la necesidad de apoyar a sus familias mediante programas que garanticen la cobertura de sus necesidades básicas para que estos menores no tengan que emigrar. También es crucial señalar la connivencia de algunas autoridades africanas en la salida de estos menores hacia Europa y cuestionar la cultura de la emigración, tan arraigada en muchas comunidades, donde niños y niñas son enviados por sus familiares a emprender viajes peligrosos que, con frecuencia, resultan mortales.
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