Hablemos del Antropoceno

Atravesamos un momento sin precedentes en la historia de la humanidad y de la naturaleza, en el que la magnitud de los desequilibrios y transformaciones que se están produciendo nos está adentrando en un período incierto para todo el planeta. De hecho, la pandemia de covid-19 es una de las consecuencias aterradoras de muchos de esos desequilibrios, con interacciones novedosas sobre los ecosistemas locales que han llevado a la propagación de virus mortales, extendidos con rapidez en un mundo plenamente interconectado, para lo bueno y para lo malo.

Pero mientras hemos dedicado nuestra atención y energías a frenar el avance y el impacto de la pandemia, diferentes crisis preexistentes han seguido avanzando. Pensemos en cómo se están batiendo todos los récords de aumentos y variaciones de temperaturas en todo el mundo, con una temporada de huracanes en el Atlántico nunca antes vista ni en el número ni en la intensidad de los fenómenos registrados, con enormes incendios en zonas clave del planeta propagados por las alteraciones climáticas, con sequías, plagas y sucesos atmosféricos extraordinarios por todo el mundo, mientras los glaciares y casquetes polares desparecen y una cuarta parte de las especies están en riesgo de extinción en las próximas décadas.

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Las posibilidades de nuestros nietos

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En plena crisis económica, como la que vivía España por el año 1930, tras los dañinos efectos del crack del 29 y la Gran Depresión, llegó hasta nuestro país uno de los más importantes economistas de la historia invitado por la Residencia de Estudiantes, John Maynard Keynes. El propósito era dar una conferencia que tituló con el sugestivo nombre de “Posible situación económica de nuestros nietos”, en la que trataba de exponer su visión sobre el mundo en un siglo, para el año 2030. A punto de llegar a esta fecha, podemos reflexionar sobre ese mundo que pronosticaba Keynes como si fuéramos sus nietos, pero con la mirada puesta en lo que ya es un presente que se nos muestra repleto de incertidumbres.

Cuando se relee el discurso pronunciado por Keynes en Madrid hace noventa años, sorprende comprobar la vigencia de sus análisis en un mundo que tanto ha cambiado pero que mantiene muchos de sus problemas. “La depresión mundial reinante, la enorme anomalía del desempleo en un mundo lleno de necesidades, junto a los desastrosos errores cometidos, nos impiden ver la verdadera interpretación de lo que está sucediendo y nos impiden alcanzar la verdadera interpretación de los hechos”, explicó con particular lucidez y vigencia Keynes ante el público que abarrotaba el salón de actos de la Residencia de Estudiantes.

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