Demasiada arrogancia

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Andan estos días los dirigentes de Podemos preguntándose qué ha ocurrido en las pasadas elecciones generales para no sacar los resultados que esperaban y que anunciaban unánimemente todos los sondeos electorales previos. Y para ello, han decidido encargar una encuesta con el propósito de saber por qué las encuestas han fracasado, algo que en sí mismo evidencia el grado de desconcierto en el que está sumida la cúpula de esta organización. Es lo que pasa cuando la borrachera de poder nubla la vista, pensando antes de las elecciones que ya eres uno de los ganadores con derecho a presidir gobiernos y repartir cargos.

Confundir la política con la estadística y la demoscopia, como están demostrando algunos dirigentes de esta formación, demuestra bien a las claras las limitaciones de un proyecto político cada vez más centralizado en un reducido grupo de líderes que han tratado de sustituir en demasiadas ocasiones la acción política por el oportunismo deliberado, al margen de unas bases y de unos círculos a los que solo acuden para refrendar sus decisiones o pedir la aclamación de sus líderes.

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Una interpretación de la nueva geometría política derivada de los resultados de las elecciones europeas

Podemos

La rapidez no es buena consejera para los análisis sosegados, pero la complejidad de los resultados que las elecciones europeas del 25M nos han proporcionado exige también de interpretaciones a los cambios que en la geometría política de España estos comicios han originado. Digamos, en primer lugar, que a un nivel europeo tenemos que interpretar estos resultados como un rechazo a las políticas austericidas aplicadas por la Troika. Mientras las sociedades se desangran, se están produciendo cambios políticos de distinta naturaleza que son una respuesta a la involución que las doctrinas neoliberales están llevando a cabo sobre las sociedades europeas.

El fracaso de los sondeos preelectorales

Empecemos subrayando un fenómeno llamativo y al mismo tiempo sorprendente, como es el estrepitoso fracaso en los sondeos electorales realizados tanto por el CIS como por otras grandes empresas demoscópicas. No hay justificación posible al hecho de que en ninguna de las encuestas publicadas apareciera siquiera la posibilidad de que Podemos consiguiera cinco diputados en el Parlamento Europeo, constituyendo uno de los mayores errores en la historia de los sondeos electorales. Y en defensa de la profesionalidad de esta disciplina, si bien se pueden alegar algunos problemas metodológicos, tenemos que mencionar dos factores determinantes. El primero de ellos, como se ha venido señalando, es una intencionada corrección en los sondeos, muestras y datos por parte del CIS por un uso partidista e interesado de sus encuestas. Pero también es cierto que las proyecciones de voto se suelen hacer sobre series históricas que cambian radicalmente cuando hay cambios de tendencia que no se tienen en cuenta, como ha ocurrido en estas elecciones. Curiosamente, Metroscopia también realizó hace pocos meses un “ajuste metodológico” que le llevó a inflar estimaciones a favor de los dos grandes partidos, el PP y el PSOE.

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