Una ciudad a la espera

La salud y las epidemias han estado unidas a las ciudades, impulsando más cambios y transformaciones de las que pensamos. El higienismo, la creación de espacios saludables, evitar la propagación de enfermedades infecciosas, utilizar materiales limpios, junto a favorecer la ventilación y el saneamiento han sido ideas que han avanzado en el diseño y la construcción de nuestras ciudades contemporáneas, imponiéndose en mayor o menor medida en todas ellas. Hasta el punto, que el urbanismo ha tomado muchas de las ideas que desde los profesionales sanitarios se han formulado hace tiempo para conseguir que nuestras ciudades sean, también, lugares en los que hacer una vida más sana.

            Así, en diferentes lugares del mundo hay en estos momentos diferentes iniciativas para repensar nuestras urbes, en coincidencia con la pandemia de covid-19, que están generando experimentos urbanísticos de una cierta envergadura, obligando a reflexionar en profundidad sobre el papel y el significado de las ciudades contemporáneas del postcoronavirus, un debate que presenta, sin duda, numerosas aristas. La densidad urbanística, la movilidad, el acceso a servicios esenciales, la sostenibilidad y la buena vida o la reducción de las desigualdades son algunos de los complejos dilemas sobre los que se han abierto reflexiones de una enorme profundidad, que afectan a todas las ciudades.

            Hay quien sostiene que estamos ante una buena oportunidad para reducir la densidad urbana mediante intervenciones que creen espacios autosuficientes en distancias cortas que permitan dar satisfacción a todas las necesidades ciudadanas, como “la ciudad de los 15 minutos”, mientras que otros urbanistas defienden la concentración de servicios esenciales para el mayor volumen de población posible. Al mismo tiempo, la movilidad y el transporte se han visto seriamente afectadas, tanto por motivos sanitarios como económicos, abriéndose paso con fuerza el uso de la bicicleta y de los patinetes eléctricos que han venido para quedarse. De la misma forma, la demanda de ciudades más ecológicas que avancen hacia la descarbonización y reduzcan con fuerza el uso de medios contaminantes, para implantar más zonas verdes y paseables para los ciudadanos también se ha abierto paso, como cambios irreversibles en barrios de distintos continentes.

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