Cartografía postelectoral

Cartografía electoral

No. No son “el fruto de una sociedad enferma”, como ha dicho esta semana el obispo de San Sebastián. Los resultados de las elecciones generales del pasado domingo son la demostración de que estamos ante una sociedad cada vez más compleja que ha sufrido con dureza los efectos de las severas políticas de ajuste y que vive con perplejidad una crisis sistémica que afecta a la credibilidad de numerosas instituciones, partidos y dirigentes. Como bien señaló el historiador Jacob Burckhardt, “la modernidad es la era de las simplificaciones salvajes” y, lejos de dejarnos llevar por los males y peligros que algunos anuncian, deberíamos tratar de comprender la naturaleza de los procesos que han generado esa distribución de votos, su efecto sobre los diferentes partidos y la recomposición del mapa político que genera. Es decir, intentar hacer una cartografía postelectoral que nos ayude a manejarnos en los territorios de la nueva política en la que nos adentramos.

Artículo publicado en el diario Información de Alicante, el domingo 27 de diciembre de 2015 (Pinchar aquí para ver enlace original)

A medida que la crisis, sus efectos y las políticas de austeridad salvaje se impusieron en España, la sociedad ha vivido un progresivo divorcio con los dos grandes partidos políticos que han estado en el cuadro de mandos del Gobierno central desde la Transición. Ahora bien, tanto el PP como el PSOE han protagonizado un uso patrimonial del enorme poder que han venido acaparando históricamente, dañando al sistema político pero también a numerosas instituciones, al tiempo que se alejaban cada vez más de una sociedad que sufría una situación de emergencia social que el PSOE ha tardado en reconocer y que el PP nunca ha querido aceptar. Si a todo ello añadimos el enorme daño económico, moral e institucional que ha provocado una corrupción imparable que de manera capilar ha infiltrado instituciones, partidos y territorios, envileciendo la política hasta extremos insospechados, se entenderá fácilmente la pérdida de apoyos que ambos partidos vienen sufriendo desde que comenzó la crisis, allá por 2008.

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