Mientras los ciudadanos vivimos sobrecogidos por este colapso económico, político e institucional en el que estamos instalados, nuestros responsables públicos se mantienen paralizados, en una situación cercana al rigor mortis, incapaces de anticipar una sola decisión que permita dinamizar nuestra musculatura social, al tiempo que seguimos funcionando como un país zombi, avanzando sin alma y sin cabeza, de espaldas a la realidad.
Así, acabamos de conocer un nuevo dato que profundiza aún más en este escenario tan preocupante que vivimos, de la mano del descenso, por vez primera en 17 años (desde que se toman estos registros), de la población empadronada en España y también en Alicante.