Dolor ante la barbarie en Gaza

¿Cuánto dolor somos capaces de tolerar sin que nos destroce el alma? ¿Qué grado de deshumanización podemos llegar a aceptar sin que se nos agriete la conciencia? ¿Cuánta barbarie podemos resistir sin mostrar un pellizco de empatía, una brizna de humanidad o un puñado de compasión?

Asistir a un genocidio deliberado y planificado, tal y como recoge el artículo II de la Convención Internacional para la prevención y sanción del delito de genocidio, aprobada por Naciones Unidas en 1948, que fue aplicado por vez primera en los juicios de Núremberg por el exterminio contra el pueblo judío, pero que ahora, paradojas de la vida, son esos mismos judíos los que están perpetrándolo contra el pueblo palestino ante los ojos del mundo, nos demuestra la enorme elasticidad de los patrones morales y legales que maneja actualmente el mundo occidental.

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