
La ordenanza contra la mendicidad del equipo de Gobierno municipal del PP y Ciudadanos en Alicante, bajo la exigencia de Vox, está condenada irremediablemente al fracaso. Repito, sentenciada absolutamente al mayor de los fracasos. Y no porque sea el mismo texto vergonzoso que hace un año se retiró contando con el informe negativo de la Concejalía de Igualdad y, lo que es más importante, con el absoluto rechazo de la oposición municipal, de organizaciones sociales, instituciones y especialistas. Ni siquiera, aunque en posteriores trámites se lleguen a incorporar las alegaciones puramente maquilladoras que ha anunciado Ciudadanos, para salvar la cara ante un reglamento que les incomoda, de espaldas a la realidad que viven las personas vulnerables en las calles de la ciudad. Y tampoco por añadir más o menos propuestas del Reglamento que la FEMP tiene sobre la misma materia, como se afirma.
La razón de la inviabilidad de esta ordenanza se debe a algo mucho más comprensible y, al mismo tiempo, incuestionable como es el proceso de descomposición al que ha llevado el Partido Popular a las políticas sociales en esta ciudad, reducidas a la mínima expresión, debilitadas al máximo y al borde de un permanente colapso. En Alicante, los Servicios Sociales municipales son incapaces de dar respuestas ágiles y efectivas a las demandas básicas de muchos de sus ciudadanos en situación de extrema pobreza, con listas de espera interminables, con equipos sociales desmotivados que en muchos centros sociales apenas son capaces de atender los numerosos casos urgentes que llegan a diario.
Por si todo ello fuera poco, las políticas sociales municipales en Alicante son incapaces de comprender e intervenir sobre las numerosas situaciones de pobreza estructural que avanzan rápidamente en la ciudad con la pandemia, sin impulsar elementos de renovación ante nuevos problemas de enorme complejidad que están apareciendo con fuerza, generando más pobreza, más desigualdad y más exclusión social. ¿Qué tranquilidad pueden tener las personas que sufren en Alicante cuando la concejala responsable del área declara, ufana y satisfecha: “Acción Social garantiza el servicio”, como un gran logro, tal y como recogió hace pocos días este diario?
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