- Para un país como España, que vive con intensidad una hemorragia migratoria protagonizada por jóvenes muy cualificados, las cuchillas que pone el gobierno contra los inmigrantes cortan nuestra alma y rasgan toda esa solidaridad que la sociedad española ha desplegado en los últimos años para acoger a los inmigrantes que han llegado hasta nosotros.
- Sin embargo, no nos engañemos, son otras muchas las cuchillas que se han venido desplegando contra los inmigrantes en España con el fin de triturarlos como personas y despojarlos de cualquier esperanza. Unas cortan la piel mutilando su cuerpo, pero otras amputan cualquier esperanza para ellos y sus familias de poder tener un futuro mejor, seccionando de cuajo su condición de personas.
- Mientras, nuestro presidente del Gobierno trata de saber si las cuchillas cortan, la Fundación de su partido, FAES, promueve cursos generosamente subvencionados por los presupuestos públicos para difundir en países de donde vienen estos inmigrantes unos derechos humanos que aquí les negamos. Paradojas contemporáneas de un afilado cinismo.